Testimonios
Experiencias de alumnxs
En el espacio de Casa Viva y gracias al trabajo de Cecilia pude recuperar mi brazo derecho en el que había tenido una doble fractura simultánea (muñeca y brazo). El tratamiento fue un giro totalmente novedoso frente a la kinesiología tradicional con la que no sentía ningún avance. Desde el primer encuentro de trabajo corporal sentí que mi brazo era otra vez mío y que tenía muchas posibilidades inmediatas para recuperarme. En cada encuentro percibía el avance. Hoy día disfruto de una plena recuperación. Gracias Cecilia!
Con la enseñanza de Cecilia aprendí a pisar con todo el pie. Aprendí a apoyar los 10 dedos de los pies sobre el piso. Dejé las plantillas. Eso fue el comienzo, hace ya cerca de 10 años. El trabajo es diario. La práctica consiste en desconectar el automatismo y, como en la revolución, adueñarse de nuestros cuerpos, romper la alienación, sentir el ritmo de las kinestesias que no fluye y soltar, esa palabra que nunca queda claro qué quiere decir, pero cuyo sentido se va aclarando en la práctica.
Las clases con Ceci significan para mi volver al eje personal, una y otra vez. Reunir la energía propia en un equilibrio sutil y, al mismo tiempo, muy presente. Muchas veces comienzo la clase con alguna dificultad o molestia que se disipa al finalizar. Otras veces son procesos que se modifican con la persistencia de la práctica. Es un espacio de encuentro y «calibración» de mi ser integral, a donde siempre quiero volver. Y sé que siempre puedo volver. Gracias por eso!
En 2019 debí someterme a una operación en la cadera izquierda, por una artrosis que casi no me permitía caminar sin dolor, y rengueaba mucho. Por recomendación del kinesiólogo, en 2020 busqué clases de Eutonia y descubrí a Ceci, la mejor profe del mundo! Hago Eutonia y Trabajo Corporal Postural, estando a 300 km de distancia, la mayor parte del tiempo de modo virtual. Lo llamo mi remedio. Ya no rengueo, se me pasaron los dolores en un 90%, y he aprendido mucho sobre mi cuerpo. Liberar las tensiones innecesarias es una frase que me repito, y confío se haga con el tiempo parte de mi cotidianeidad.
«Conseguite estos tornillos; tenés turno de quirófano la semana que viene». Pero la conocí. Me salvó de la cirugía. Hace nada más que 900 clases atrás, hace nada más que 18 años y una pandemia. No falté (casi) nunca. Percepción extrema, la suya que siempre siempre siempre te descubre «el esfuerzo de más». Una genia inigualable. ¡Gracias por todo, Cecilia!
El Trabajo corporal es para mí un espacio de encuentro. Un espacio de escucha corporal, de sostén, de recuperar apoyos, de volver a alinear la columna vertebral, de aflojar tensiones. De un tacto y contacto consciente. Y sentir como la canción que el impulso vital: “crece desde el pie”.
¡Gracias Ceci por esta travesía!